Historia
Historia abreviada
El término municipal estuvo poblado desde tiempos muy antiguos. El hombre del paleolítico ya dejó su huella con la talla de algunos cantos. Pero es sin duda el hombre del neolítico el que dejó patente su paso por nuestra tierra.
Varios asentamientos del periodo neolítico se reparten por nuestro término: Baibáñez, Cerro Quemado, El Raso y Cabezuela.
El asentamiento de Baibáñez se localiza en el Cerro de los Carneros. Se han encontrado sobre todo hachas de piedra pulimentada fabricadas tanto en cuarcitas como en pizarra y basalto, alguna de carácter votivo. También se han encontrado puntas de flecha de sílex, varias puntas de cuchillos del mismo material e innumerables piedras para moler a mano o molederas y una rara pieza en cuarcita blanca con vetas rojizas con una hendidura que la circunda y que podría tratarse de una venus muy esquematizada. También abundan los restos de cerámica y pequeñas pesas de barro, así como escoria procedente de fundición de metales. De bronce se ha encontrado un bonito y singular pendiente.
En el Cerro Quemado se ha encontrado una hachita mal conservada, un fragmento de punta de flecha de sílex, un molino naviforme, varias molederas de mano, diversas piedras de molino, escoria, una pesa de telar romano y el ya famosísimo capitel visigodo.
El Raso recibe este nombre por ocupar un sitio muy llano. Aquí se han encontrado algunas lascas de sílex, diversa cerámica, una hachita de basalto, dos pequeños cipos, uno de ellos pigmentado de rojo, diversas bolas de piedra, escoria y una piedra semiesférica de considerables dimensiones con un canal y desagüe en su parte más ancha, un ingenio para la recogida de líquidos. También se nos da noticia del hallazgo de una moneda romana de la época de Nerón de relativo tamaño que haría suponer que fuese una moneda conmemorativa.
El asentamiento de Cabezuela ocupa una pequeña meseta donde hasta hace no mucho tiempo podían observarse los restos de un antiguo paredón de pizarras y cuarcitas. Es un lugar estratégico y cercano al Cerro del Castillo desde el cual se tiene una espléndida visión de todo el entorno. Se han encontrado hachas de piedra muy rústicas y azuelas que debieron servir para el cultivo de la tierra, así como un mazo o machacador. También lascas de sílex a modo de raspadores, bordes y asas de vasijas de barro, piedras para moler el grano o para obtener pigmentos, una punta de flecha y tres pequeñas tallas de sílex en forma de hojitas de increíble tallado, un fragmento de cuchillo de sílex, escoria y alguna bola de piedra. Este de Cabezuela podría ser el asentamiento más antiguo de Mohedas con más de 6.000 años. Probablemente, más tarde pudo ser ocupado por los Vetones, pueblo que nos dejó como testimonio un verraco de piedra en el cercano Toconal. En la época de la repoblación medieval, este lugar, dadas sus características, se convertiría en la principal posada de colmenas que ha tenido Mohedas a lo largo de toda su historia.
Reinados
La huella de los romanos queda atestiguada por las dos aras de granito que se conservan a la puerta de la ermita de Nuestra Señora del Prado, otra ara embutida en la pared de una casa en el barrio de la Esquina, una estela funeraria que conserva su inscripción y una pesa de telar procedente del Cerro Quemado.
Los visigodos, sucesores de los romanos, también nos dejaron un original capitel también encontrado en el Cerro Quemado y un sepulcro en el Camino de Malpartida.
Poco nos ha quedado del paso de los árabes por nuestra tierra: El vocablo Moheda, de raíz árabe, según D. Fernando Jiménez de Gregorio, significa monte de jarales.
La palabra jara o “Xara” como denominaron los árabes a nuestra comarca viene a significar también desierto o zona despoblada ya que durante unos 400 años no hubo por los alrededores más ciudades musulmanas que Ciudad de Vascos (despoblada tras la conquista de Talavera) y la aún más lejana Talavera, a excepción de otros pequeños núcleos como Alcolea, Azután o Alcaudete topónimos de origen musulmán, que hacen referencia más que a núcleos de población a la existencia de torres de vigilancia o castillejos, aunque en nuestro término sí hubo alguna población mozárabe en el Cerro de las Moras o Cerro de las Moradas, precisamente llamado así por aludir al lugar donde se ubicaron estos cristianos de origen hispano visigodo que quedaron a resguardo de la dominación musulmana.
Aunque el rey Alfonso VI tomó Talavera en el año 1083 y Toledo en el año 1085 La jara era aún una zona no consolidada por los cristianos. La Jara no va a quedar libre y segura del peligro musulmán hasta la decisiva batalla de Las Navas de Tolosa en el año 1212 en la que el rey Alfonso VIII de Castilla derrota a los Almohades.
En el año 1248 Fernando III el Santo, rey de Catilla y de León, tomó a los moros la ciudad de Sevilla, en cuya campaña recibió ayuda importante de los talaveranos y a los que Fernando III quiso recompensarles concediéndoles la llamada Dehesa del Pedroso en el año 1249. Esta Dehesa quedó dividida en 17 heredades, entre estas Baibañez, Mirabella, Malpartida y La Argamasa. A partir de aquí Mohedas va a depender de Talavera durante siglos. Esta villa se convertiría en la dueña de un gran alfoz o termino municipal que llegaba hasta Guadalupe.
El rey Alfonso XI (1311-1350) era un gran amante de la caza y en su Libro de la Montería nos detalla que la sierra de Benamira (Altamira) es buen sitio para cazar el oso en invierno; en Baibañez hay osos y jabalíes y Val Sequiello (La Cañadilla) es buen sitio para cazar jabalíes en invierno y en donde a veces vive el oso.
En los siglos XIII y XIV comienza una tenue repoblación de nuestro pueblo con los mozárabes del Cerro de las Moras y otros colonos que cuentan con el permiso del concejo talaverano. Los primeros repobladores de nuestro pueblo van a ser los colmeneros, ballesteros o cazadores y los leñadores que junto con los mozárabes residentes constituyen la base de la repoblación de Mohedas, aunque más tarde también hubo cierta presencia de judíos que se asentaron en el barrio del Toledillo. Paulatinamente, estos repobladores irán practicando otras actividades como la agricultura y ganadería, tantas veces enfrentadas entre sí, pero importantísimas y necesarias para el desarrollo de nuestro pueblo. En esta consolidación desempeñó un papel fundamental la Santa Hermandad que perseguía los delitos cometidos en despoblado.
Constitución de Mohedas
Constituido nuestro concejo, la primera referencia a Mohedas como parroquia se encuentra en una sentencia del año 1427 referida a un deslinde o amojonamiento de la dehesa de Mirabella. Allí, por primera vez, se nombra la perrochia de las Mohedas, alusión tanto al templo en sí como al lugar en el que ya viven Diosdado Martínez, Sancho Fernández y Toribio Hernández, primeros mohedanos de los que conocemos sus nombres, aunque en dicha sentencia también se mencionan otras personas que viven en Aldeanueva de Mohedas, Mirabella, Baibáñez y el Molinillo del Cubilar, a los cuales debemos considerar continuadores de aquellos primeros repobladores. La misma sentencia hace referencia a la iglesia de la Pachosa, es decir la ermita de Nuestra Señora del Prado, construida sobre un lugar anteriormente dedicado a culto por los romanos. Ambos templos, iglesia y ermita, ya estaban levantados a finales del siglo XIV o principios del XV.
Los siglos XV y XVI se caracterizan por los pleitos que nuestro concejo mantuvo contra los nobles y terratenientes propietarios de las dehesas de Mirabella y Malpartida que siempre trataban de ampliar sus límites y establecer rentas desproporcionadas a los vecinos de Mohedas, lo que no impidió el definitivo asentamiento y desarrollo de la población. En 1516 nuestro pueblo supera los 550 habitantes, en 1530 más de 700 y en 1576 más de 760 habitantes. Importantísimas son las noticias relativas a 1576 contenidas en las Relaciones Histórico Geográficas de Felipe II.
Es de destacar la presencia del rey Felipe II en Mohedas en los años 1576 y 1580 y Felipe III y Felipe IV, aún príncipe, en el año 1618 en sus jornadas hasta Guadalupe. Estos viajes reales constituyen la base para reivindicar el señalamiento del Camino Real desde El Puente del Arzobispo hasta Guadalupe por tierras toledanas hasta El Puerto de San Vicente.
En el siglo XVII florecen las cofradías, capellanías y memorias pías. En Mohedas se celebraban sus famosas comedias y autos sacramentales, ofertorios, ruedas de cohetes, encierros y corridas de toros.
El siglo VXIII nos aporta valiosísimas noticias de nuestro pueblo a través del Catastro de Ensenada, cuyas respuestas generales y particulares recoge el libro “Mohedas mediado el siglo XVIII” junto con las denominadas Relaciones del Cardenal Lorenzana. Así mismo, los protocolos de escribanos de Mohedas nos aportan interesantísimas noticias referidas a los siglos XVI al XIX.
En 1724 nace en Mohedas D. Juan Álvarez de Castro, obispo que fue de Coria, pastor venerable que dio su vida por Dios y por España siendo vilmente asesinado en el año 1809 por las tropas napoleónicas en Hoyos de la Sierra, un pueblo de su diócesis. También Mohedas sufrió la barbarie de las tropas francesas que pasaron por nuestro pueblo quemando y saqueando las casas y la iglesia.
Hasta el año 1752 la parroquia de Mohedas perteneció al antiguo Curato de La Estrella, pero en ese año se convirtió en parroquia independiente con los anexos de Aldeanovita, El Campillo y El Puerto de San Vicente.
Actualidad
La primera mitad del siglo XX se caracteriza por un aumento constante de la población que a principios de los años sesenta se acercaba a los 1600 habitantes. A partir de aquí se produce un punto de inflexión marcado por la emigración a las grandes ciudades como Madrid o Talavera y a países como Francia y Alemania. En el año 2022 su población era de 389 habitantes, aunque en la actualidad existe una tendencia a su estabilización.
Haciendo breve referencia a la Guerra Civil, nuestro pueblo sufrió de forma considerable por estar en la línea de fuego. Hubo de ser evacuado y muchos vecinos perdieron sus ajuares, ganados y viviendas.
A día de hoy dispone de farmacia, escuela, tiendas, bares, piscina municipal, polideportivo, almazara, residencia de mayores, casas rurales y profesionales de diversos oficios.